Al problema de sentirme descontextualizado con los de afuera, se sumó que mi propia identidad también se descontextualizaba dentro de la misma iglesia. Debí verme de cierta forma. Opinar de cierta forma. Cantar de cierta forma. Llegar a Dios, sólo de cierta forma.
No podía, tal cuál mis rollos, vivir y ya. Luego, se me comienza a dejar aparte si no hago todo como algún iniciador nos ordenó (el que inició la iglesia de mi ciudad + el que inicio el movimiento en mi país + el que la inició el pentecostalismo + el que la tradujo de la Biblia + el que escribió la Biblia). Todos dando órdenes, porque así siempre se ha hecho, porque así ha funcionado, porque, aunque Cristo muere por nosotros y nos hace libres (hasta ese punto, no sabía de qué bien todavía), nos deja muchos mandamientos que nos hacen buenos para Él.
¿No que Cristo moría por nosotros porque ninguno de nosotros podía ser lo suficientemente bueno para Él? ¿No que el antiguo pacto (que hizo antes Dios con el pueblo de Israel) muere con Cristo y un nuevo pacto en y por Cristo se resucita junto con Él?
¿Cuántos mandamientos entonces hay? ¿Cuáles escojo, los que me convengan? ¿Y mi conciencia, para qué está?
lunes, 26 de abril de 2010
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